Dentro de la convocatoria del “VIII Taller Internacional de Paisaje”, que con el título de “Málaga Interrotta” se celebró en el Auditorio del Museo Picasso de Málaga el mes de Octubre de 2.016, se incluía la exposición del Plan General de Ordenación Urbana de 1.983 de Málaga, a cargo de sus autores los arquitectos Damián Quero, Salvador Moreno y Jose Seguí, que junto con un amplio equipo técnico local (los ingenieros José Gómez Ordoñez y Carlos Miró , el economista Vicente Seguí, el abogado Álvaro García…) y el asesoramiento del arquitecto Manuel Solá- Morales , supuso un importante punto de inflexión urbanística en la ciudad, obteniendo el Premio Nacional de Urbanismo concedido por el Gobierno Central.
Para encontrar algunas razones y entender cómo se gestó el Plan del 83, tendríamos que constatar que no fue por un encargo administrativo clásico de trabajo profesional. El mundo y los acontecimientos importantes no suelen ser productos de la casualidad sino de la “causalidad”. Es una hipótesis muy bien desarrollada en el libro de “Las nueve revelaciones” de James Redfiel que en 1.993 desarrollaba su novela basada en la teoría de que la vida de las personas y sus acontecimientos se producen por las “causalidades” y que a través de ellas, y no del azar de la casualidad, se concatenan sus acontecimientos que en su libertad de acción se van uniendo hasta convertirse en la realidad buscada.
Es aquí donde creo radica una de las principales claves del plan, y que precisamente lo hace singular tanto en su concepción inicial como en su desarrollo futuro, cuyo proceso de redacción tuvo la lógica de los momentos históricos en los que se concibió con el antecedente del Plan Trinidad-Perchel de 1.975, ó las conexiones con el Laboratorio de Urbanismo de M. Solá Morales en 1.971 que lo enlazaría con las corrientes más innovadoras de la urbanística española y sus conexiones italianas. Y por otro lado, y no menos importante, la causalidad de las coincidencias de un gobierno político municipal, en aquellos primeros años de la democracia , al asumir el discurso técnico del Plan en su propio discurso político como una acción conjunta que fue la base fundamental del éxito del Plan. Con estos ingredientes políticos- técnicos, se fue conformando un equipo que compartíamos tres aspectos fundamentales en la redacción del Plan: los conceptos, el conocimiento y la concreción del proyecto, que si bien iban a recoger las entonces herencias teóricas de Venutti, Gregotti, Rossi… y las referencias proyectuales de Rob Krier, Luigui Carvallati, Alvaro Siza… ó la importante presencia de Manuel Solá Morales, no deja de aplicarlas a esa realidad urbanística heredada sin obviar la necesaria conexión con los Planes Generales anteriores, destacando el Plan General de González Edo de 1.950 que se convirtió en nuestra más cercana referencia histórica, y sin que ello supusieran referencias estáticas sino muy por el contrario dinámicas sobre las que sobreponer y reinterpretar desde la modernidad actual la solución de los nuevos problemas que nos exigía la ciudad heredada.
El desarrollo de la escala urbana de Málaga
Desde esta hipótesis habría que entender las muchas actuaciones que se desarrollaron en su escala urbana, como el Litoral Oeste, Teatinos, la Universidad, la reinterpretación de los Planes Parciales, la ciudad consolidada, el Casco Histórico, los nuevos centros de producción como el Parque Tecnológico, el viario medio, los equipamientos…, pero también en su escala metropolitana como las ampliaciones de las Estación de Ferrocarril, Puerto, Aeropuerto, nuevas Autovías de Circunvalación…
Sin embargo fue la escala urbana la que principalmente dilucidó y se ordenó desde aquellas herencias históricas recibidas, reinterpretadas siempre desde el conocimiento de la ciudad precisamente para hacer realidad todas las propuestas que allí planteamos, convirtiéndose en el principal objetivo del PGOU-83 y en su mejor referencia urbanística en la manera de “hacer ciudad”.
En este sentido, destacar la importancia que tuvo no sólo el conocimiento de la ciudad, con su pasado y presente re descubriendo y analizando todos los documentos urbanísticos que habían incidido en la construcción de la ciudad, sino también la concreción de sus soluciones a través del dibujo como acción proyectual para poder conectar tanto con nuestros interlocutores políticos como ciudadanos en las exposiciones publicas principalmente del Avance. Es importante resaltar que el dibujo tuvo en el PGOU 83 su importancia y legitimidad como autentico base del proyecto a la escala urbana del Plan. No se dibujaba para reflejar imágenes edilicias, sino que el dibujo nacía desde su concepción inicial como discusión colectiva del equipo para hacerse realidad en la futura gestión, y desde su capacidad de comunicación para poder transmitir a la ciudadanía y ser entendible en aquello que en su deseo podían llegar a imaginar de cómo podría ser “su” ciudad futura que iban a recibir del documento del PGOU 83.