Han pasado ya treinta años desde que el Ayuntamiento de Málaga, en la figura de su Alcalde D. Pedro Aparicio, tomaba la decisión de reecatar de sus ruinas y olvido el “Teatro Cervantes” como principal baluarte de la cultura musical de la ciudad, iniciada por sus antecesores teatros del “Corral de Comedias”, “Teatro Cómico” o “Teatro Principal” de los siglos XVI y XVII. Esta importante iniciativa cultural del Teatro Cervantes promovida por una culta burguesía reunidos a través de la “Comisión de Teatros”, encargaba al Arquitecto Gerónimo Cuervo el proyecto y al pintor Bernardo Ferrándiz las pinturas de su techo principal, inaugurándose en un acto solemne el 17 de diciembre de 1870 con la sinfonía de “Guillermo Tell” de Gioachiamo Rossini. Tuvo que ser en el periodo de la transición democrática del país cuando la Dirección General de Arquitectura del entonces Ministerio de Obras Públicas incluye, a petición del Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, en sus programas nacionales de Rehabilitación Teatral esta iniciativa encargando al Arquitecto José Seguí Pérez las obras de Rehabilitación, que fueron inauguradas por S.M. la Reina Sofía el 6 de abril de 1987 con un concierto de la Orquesta Sinfónica de Málaga con la pieza de “La Creación” de Joseph Haydn.
La importancia del Teatro Cervantes en la imagen de Málaga
Sirvan estas breves notas históricas para resaltar la importancia que tuvo este importante Teatro Cervantes no solo en la cultura de la ciudad, sino también en lo que ha representado en la formación musical de sus ciudadanos y en el auge del desarrollo cultural que iría a significar en la Málaga actual. Sin embargo hay otro aspecto que desearía destacar en este recordatorio, que como decía el entonces Alcalde D. Pedro Aparicio “un teatro es una ciudad con alas, es mucho más que un soporte físico para la emoción… es, por sí solo, la misma emoción”. Y a esa emoción se incorporaron una serie de personas que trabajaron incansablemente no solo para la adquisición municipal del edificio el 14 de enero de 1984, sino también en su completa rehabilitación y difícil gestión posterior en poner en marcha este importante e histórico proyecto. Y con esta emoción emprendimos los trabajos de la rehabilitación del Teatro, con un excepcional equipo técnico y empresarial. Se recuperaron todos los decorados originales del interior y su magnífica caja escénica muy deteriorada por el abandono que había sufrido el edificio, rehabilitando sus mobiliarios e incorporando nuevos diseños (de los que aún quedan las lámparas del techo del vestíbulo de acceso), así como una labor muy investigada de los colores de sus fachadas que fueron inicialmente de cales con cenizas semejantes a un “gris perla” que imitaba la piedra se sus sillerías de mortero en sus fachada (desgraciadamente modificado hoy su color con unas vulgares cales buscando sus tonos “albero” inexistentes en nuestra ciudad), y restauración de todos sus elementos pictóricos,…, destacando también la intervención urbana por incorporar al edificio del Teatro de unos espacios públicos que conformarían la actual “Plaza del Teatro”, que frontalmente y lateralmente le sirven del soporte urbano que requería este excepcional edificio demasiado ahogado entonces en la trama urbana en dónde se situaba.
Pero también convendría recordar que aquella rehabilitación del Teatro supuso el inicio de la más importante renovación urbana y cultural que ha tenido la ciudad desde final del siglo XIX. De esta manera, el Teatro Cervantes se convierte en ese eslabón histórico de enlace y unión entre las dos etapas de mayor esplendor urbano de la ciudad, que son coincidentes con la inauguración del Teatro a final del siglo XIX y su reapertura en el inicio democrático del país a final del siglo XX. Y ese puente de unión que ha supuesto el Teatro Cervantes entre ambos momentos históricos, se refleja también en la emoción ilusionante que antes comentábamos. Por ello, el Teatro además de rehabilitación arquitectónica fue también renovación urbana y social. Se potenció los espacios públicos colindantes con la citada “Plaza del Teatro” añadiendo el cuerpo lateral donde antes quedaba inacabado en unas medianeras. Estas acciones urbanas tuvieron una inmediata y eficaz repercusión en la cualificación de un sector de la
ciudad que sufría un profundo deterioro físico y social. Fruto de estas intervenciones, vendría posteriormente la construcción del Mercado de la Merced, la reordenación de la Plaza de la Merced y sus fachadas, la reactivación comercial de sus calles colindantes hasta su permeabilidad con Plaza Uncibay, Calle Granada, Larios…, cualificando sustancialmente la urbanidad de estos sectores. Pero además, esta pionera acción pública rehabilitadora del Teatro Cervantes supuso también la antesala y el primer eslabón de una espectacular cadena de nuevas acciones que han convertido actualmente a nuestra ciudad en una referencia cultural nacional e internacional de indiscutible importancia.
José Seguí Pérez. Arquitecto.